¿Existe un único cuerpo para la danza?, ¿son nuestras herramientas, nuestros cuerpos, iguales ante el mismo baile?, ¿ante la misma coreografía?, ¿expresamos lo mismo?. ¿Todas las danzas corresponden a un mismo tipo de cuerpo?. ¿Puede haber paralelismos del baile en relación con la voz: barítono, soprano, tenor,…?. ¿Puede el bailarín interpretar sólo un tipo de partitura?, o sea, ¿un tipo de danza?. A través del baile, ¿qué manifestamos?, ¿qué propone el director al poner en escena una constitución corporal y no otra?.
Estas preguntas me surgen en relación con la herramienta, mi propio cuerpo, en relación con la expresión, comunicación y la creatividad a través del baile. Me pregunto: ¿qué emoción contiene cada constitución corporal?. Mi experiencia, tanto como intérprete como espectador, me lleva a reflexionar sobre el continente y el contenido de la danza actual. Para ello, hago protagonista al bailarín y a la bailarina como el primer soporte de la danza, revisando qué tipo de danza se está proponiendo desde Occidente. Fundamentándome entonces en el ser humano, tanto en su forma como en su constitución física y en su temperamento, reviso documentación de lo aportado por la historia de la medicina y la psicología.
Para ello, me baso en la “Teoría Humoral Clásica” de Hipócrates, quien llama humor a lo que actualmente denominamos el temperamento, y me remito al psicólogo estadounidense Gordon W. Allport, famoso por su teoría de la personalidad y el libro ‘Personality’, que define temperamento de la siguiente forma;
“Los fenómenos característicos de la naturaleza emocional de un individuo, incluyendo su susceptibilidad emocional, la fuerza y la velocidad con que acostumbran a producirse las respuestas, su estado de humor preponderante y todas las peculiaridades de fluctuación e intensidad en el estado de humor, considerándose estos fenómenos como dependientes en gran parte de la estructura constitucional y predominantemente hereditarios”.
Hipócrates afirmó que los humanos teníamos dentro del cuerpo ciertos líquidos (llamados humores), como son la bilis, la bilis negra, la linfa y la sangre, cuyo equilibrio determinaba el temperamento de las personas; por ejemplo, si la linfa predominaba, se decía que una persona era linfática, o si bien predominaba la sangre, que era sanguíneo. Antes de él, Galeano en el siglo II a.C. ó Empédocles en el siglo V a.C., habían formulado teorías similares según las cuales todo en la naturaleza se compone de cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua.
TEMPERAMENTO
1.Colérico
2.Sanguíneo
3.Melancólico
4.Linfático o Flemático
FLUIDO RELAC
Bilis amarilla
Sangre
Bilis negra
Linfa
ELEMENTO
Fuego
Aire
Tierra
Agua
A pesar de los avances de la ciencia, esta teoría, hasta cierto punto sigue vigente, especialmente en la cultura oriental, no en cuanto a los humores, sino en cuanto a la clasificación de las personas por los temperamentos, que está determinada por el sistema nervioso y por la influencia endocrina. Los temperamentos del ser humano son: Sanguíneo, Colérico, Melancólico y Linfático. El término “temperamento” viene del latín temperamentum, significa “medida”. Las personas no tienen un solo temperamento, se puede decir que tienen un temperamento predominante, y los otros fluctúan en menor medida. Cada Individuo es único y cambiante, pero se considera que el temperamento es invariable a lo largo de la vida de una persona.
En el s. XX, los médicos y psicólogos, Ernst Kretschmer, Jung ó W. H. Sheldon, basando sus estudios en la afirmación científica de que; “Existe una estrecha relación entre la estructura corporal de cada persona y su psiquismo”, desarrollaron sus propias tipologías en base a esta relación entre constitución y personalidad ( Sheldon: Ectomórfico, Mesomórfico, Endomórfico. Jung: Introvertido, extravertido). E. Kretschmer clasifico las tipologías en 3 grupos; Atlético, Pícnico y Leptosomático.
1. Temperamento colérico:
Anatomía: Se caracteriza por un desarrollo proporcionado del tronco y las extremidades, de huesos de dimensiones promedios, torso macizo, bajos niveles de grasa y hombros anchos con una cintura delgada, lo que se denomina “tipología detriangulo invertido”; usualmente identificados como musculosos. Los atléticos poseen una predisposición a desarrollar músculos, pero no a almacenar tejido graso.
Temperamento: Irascible, caluroso, rápido, activo, práctico, voluntarioso, autosuficiente y muy independiente. Tiende a ser decidido y de firmes opiniones, tanto para sí mismo como para otras personas, suele tratar de imponerlas.Es extrovertido, aunque no hasta el punto del sanguíneo. Generalmente, prefiere la actividad. No necesita ser estimulado por su ambiente, sino que más bien lo estimula él con sus inacabables ideas y planes. Tiende a fijarse metas muy altas porque considera que es capaz, pero no siempre las cumple, no por falta de capacidad, sino de tiempo o por tropiezos encontrados. Dominante, intolerante y hasta manipulador para alcanzar su objetivo. Quiere hacer todo lo que desee
El temperamento colérico se relaciona con el elemento Fuego: el tipo intuitivo. Vitales, espontáneos y exagerados. Es un tanto insensible y egocéntrico. No le gusta sentirse aprisionado. Tiene la reputación de un malhumorado individualísimo, y se le conoce por su egocentrismo, abrumador en ocasiones. Es frecuente que el mundo sensorial sea un verdadero escollo donde tropieza el tipo fuego. Es frecuente que caigan en una actitud de la cual resultan donjuanes de uno y otro sexo, que buscan la confianza en la reiteración de la conquista.
4. Temperamento Linfático:
Anatomía: Se caracteriza por un mayor almacenamiento de grasas, una cintura gruesa más ancha que el pecho, y una estructura ósea de grandes proporciones. Extremidades cortas y fuertes, cuello corto, cara redonda y cuerpo que da sensación de expansión. Los pícnicos poseen una predisposición a acumular grasas.
Temperamento: Tiene un sistema nervioso lento y equilibrado. Es tranquilo, no suele perder la compostura, ni enfadarse. Es de buen corazón y compasivo, aunque rara vez demuestra sus sentimientos. Procura no involucrarse mucho en las actividades de los demás. Sus debilidades son que suele ser lento, ocioso y suele carecer de empuje y ambición.
El temperamento linfático se relaciona con el elemento «Agua». Su mundo es el del sentimiento, que incluye, desde los más luminoso a lo más oscuro. El agua es impredecible, y reacciona ante cada situación como si fuera totalmente inédita. Son conocidos por su comprensión y su espíritu compasivo. Tienen la capacidad inherente de sentir lo que sienten los demás, y de evaluar las cosas de una manera que parece totalmente irracional. El tipo de agua tiene sensibilidad a la “atmósfera”, sutileza, encanto y perspicacia, también es fiel, posesivo, exclusivista y temeroso del futuro. Le rodea una especie de atmósfera de cavilación densa y pesada. Son notorias sus vacilaciones, su escasa puntualidad, su vaguedad y su falta de principios. Puede además ser bastante infantil en lo que se refiere al mundo de las ideas. El agua adopta con todos una actitud maternal. Son personas que tienen tendencia a vivir por mediación de otros.
3. Temperamento Melancólico:
Anatomía: Se caracteriza por músculos y extremidades largas y delgadas y poca grasa almacenada; por lo general denominados delgados. No poseen predisposición a desarrollar los músculos ni a almacenar grasa.
Temperamento: Tiene un sistema nervioso débil y muy alta sensibilidad, así como una baja reacción ante los estímulos del medio. Es introvertido y muy sensible emocionalmente. Fiel, perfeccionista, crítico, auto disciplinado y le gusta entregarse al sacrificio personal.
El temperamento melancólico se relaciona con el Elemento Tierra. El tipo sensorial. El tipo tierra le describen habitualmente como práctico, eficiente, pleno de sentido común y bien organizado. Tiene capacidad de concreción, y cuando se combina con el pensamiento, da como resultado el cuidadoso pensador, el investigador y estadístico, o bien con el sentimiento, para producir el sensual feliz, el padre y amante afectuoso, el protector de la naturaleza y de todas las cosas bellas. También puede destacar por su estrechez mental, o que se pierda en un laberinto de detalles triviales y que no vienen al caso. Posee un sentido intuitivo bastante rudimentario. En algunos casos, lo asedia los temores irracionales y aprensiones inciertas de signo negativo. No sabe ser niño, no sabe jugar. Es viejo desde que es joven. Puede ser estupendo como constructor, proveedor, organizador y servidor concienzudo de las necesidades de los seres amados.
2. Temperamento Sanguíneo:
Anatomía: Se caracteriza por predominio del torso frente a las extremidades. Su anchura de hombros es igual a la anchura de su cadera y a diferencia del pícnico, presenta la cintura estrecha, lo que se denomina tipología de “reloj de arena”. Poseen predisposición a desarrollar musculatura y almacenar grasas en partes concretas, como en el glúteo (superior e inferior).
Temperamento:Esta tipología presenta un sistema nervioso rápido y equilibrado. Son gente vivaz y alegre que disfrutan de la vida siempre que pueden. Son personas muy emocionales, creativas, comunicativas y extrovertidas. Es un temperamento reactivo y muy receptivo al medio, con alta flexibilidad a sus cambios. Tiene una capacidad insólita para disfrutar, y por lo general contagia a los demás su espíritu, que es amante de la diversión
El temperamento sanguíneo se relaciona con el Elemento Aire: el tipo pensante. Desapegados, comunicativos, interesados en el mundo de las ideas y partidarios de la racionalidad, civilizados. Tienen la necesidad de relacionar las experiencia vitales con un marco ideológico preconcebido. Es de mente muy desarrollada, tiene sentido de la justicia y capacidad para evaluar de forma impersonal las situaciones. Amor a la cultura, apreciación de la estructura y el sistema, valiente adhesión a sus principios.
Le horroriza dejarse atrapar y limitar en las relaciones personales, suele renunciar a comprometerse, y tiene tendencia a la indecisión. Actúa de acuerdo a la razón.
Si bien, el temperamento es innato a la persona, no quiere decir que este no se pueda educar. Por ejemplo, el colérico puede educar sus arranques de ira para que no sean tan violentos, y el depresivo puede educar sus crisis depresivas.
Ningún temperamento es más ventajoso que otro, todos los temperamentos tienen sus virtudes y sus defectos. Dependerá de cómo la persona maneje su temperamento para que pueda sacar provecho de él.
Las personas no tienen un solo temperamento. Más bien se puede decir que tienen un temperamento predominante. Pero puede haber mezclas de temperamentos en las demás personas, por ejemplo: flemático-colérico, o colérico-melancólico.
TEMPERAMENTOS MIXTOS:
Hay personas que tienen un temperamento mixto. Predomina en los tales un temperamento principal (el colérico p.e.), cuyas cualidades buenas y malas se atenúan o acentúan bajo el influjo de otro temperamento. Por lo general vale más tener un temperamento mixto que puro; pues la mezcla suaviza la estrecha y vigorosa índole del predominante. Para facilitar el conocimiento del propio temperamento bueno será tratar brevemente las mezclas siguientes:
1. El temperamento colérico – sanguíneo.
En él la excitación es instantánea, como asimismo la reacción; la impresión, en cambio, no es tan duradera como en el temperamento netamente colérico. La soberbia de este se mezcla con vanidad, su ira y terquedad se templan y moderan, su corazón se ablanda. Resulta, por tanto, una mezcla muy feliz.
2. El temperamento sanguíneo – colérico.
Se parece al colérico – sanguíneo; con la sola diferencia de que aquí los distintivos del sanguíneo pasan a primer plano y los del colérico al segundo. La excitación y la reacción se siguen inmediatamente y con vehemencia, mientras que la impresión no se pierde tan pronto como en el temperamento puramente sanguíneo, si bien no va tan a fondo como en el colérico puro. Los defectos del sanguíneo, como su ligereza, superficialidad, distracción y locuacidad, están mejorados por la seriedad y firmeza del temperamento colérico.
3. El temperamento colérico – melancólico y el melancólico – colérico.
Aquí entran en unión dos temperamentos serios y apasionados: el orgullo, la terquedad y la ira del colérico con el carácter gruñón, rudo y taciturno del melancólico. El hombre provisto de semejante mezcla de temperamentos necesita mucho dominio sobre sí mismo, a fin de alcanzar la paz del alma y de no ser cargoso a los que viven y trabajan con él.
4. El temperamento melancólico – sanguíneo.
Se caracteriza por una débil susceptibilidad de impresiones, por una reacción igualmente débil y una impresión no tan duradera como en el temperamento melancólico. El temperamento sanguíneo comunica al melancólico algo de su movilidad, alegría y serenidad. Los melancólicos con un colorido sanguíneo son aquellas buenas gentes y almas de Dios incapaces de ofender a nadie y siempre emocionadas; las cuales, por otra parte, pecan por falta de fuerza y energía. Parecido es el temperamento sanguíneo – melancólico; solo que en esta mezcla resalta más la superficialidad y la inconstancia del sanguíneo.
5. El temperamento melancólico – flemático.
Hombres de tal índole se prestan mejor para la vida común que los puramente melancólicos. Les falta lo gruñón, hosco y cavilador del melancólico, lo cual se reemplaza por el sosiego y la insensibilidad del flemático. Estas personas no se escandalizan tan fácilmente, saben soportar insultos y en sus trabajos saben mantenerse tranquilas y constantes.